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Cuando crees que sabes inglés y no es así




Miles de estudiantes de inglés cuando teníamos cierto conocimiento de la gramática, del vocabulario, entendíamos los listening que nos ponían en clase y escribíamos aceptablemente,  partíamos hacia tierras angloparlantes, orgullosos de haber alcanzado el afamado intermediate level. El inglés, pensábamos, lo voy a dominar tras poco tiempo de estancia. Hasta que llegaba el día en que nos plantábamos allí y descubríamos que el intermediate level en nuestros países era un very basic level allí.


La cara de muchos nativos cuando intentabas hacer ese artificial y horrible buen acento y la que se nos quedaba a muchos cuando nos hablaban y solo entendíamos blablablá..., evidenciaba lo dicho anteriormente. 

Es cierto que nos podemos comunicar con las manos, en cualquier lengua, pero se supone que estamos allí para hacerlo oralmente, las técnicas de los “nadaparlantes” solo deberíamos utilizarlas en caso de emergencia.

Verbos en portugués que no se parecen a los españoles



Recientemente publiqué dos entradas con algunas de las expresiones más comunes del portugués de Brasil y un par de listas de verbos, Acabando con el portuñol y Palabras clave para aprender portugués. Esta vez me he propuesto realizar una lista con algunos verbos de uso muy común y que no se parecen en nada a su equivalente en español, así, si no los conocemos, cuando los leamos u oigamos por primera vez ya no nos parecerán tan extraños.

PORTUGUÉS-ESPAÑOL
Verbos
Ejemplos
Espalhar: esparcir / divulgar

Os livros estavam espalhados na mesa.
Los libros estaban esparcidos por la mesa.
Fornecer: proveer

Os fornecedores de comida estão subindo os preços.
Los proveedores de comida están subiendo los precios.
Avaliar: evaluar, valorar

Nosso professor não nos avalia bem.
Nuestro profesor no nos evalúa correctamente.
Ultrapassar: exceder, sobrepasar

3 tipos de errores que cometemos en español



Se pueden encontrar muy buenos artículos en internet acerca de los errores que se suelen cometer en español, sobre todo, al escribir. Pero lo que he intentado realizar en este artículo, más que señalarlos, ha sido clasificarlos, porque creo que muchos se producen por distintas causas como influencia del inglés,  falta de interés en el aprendizaje de la lengua, despistes a la hora de hablar o escribir, pereza para consultar el diccionario… Veamos esos tipos de errores que cometemos en español e intentemos mejorar nuestro uso de la lengua, aunque no siempre sea tan fácil como parece.


Los clásicos y fáciles

Los llamo así porque son aquellos en los que más nos insisten en la escuela y los que con más frecuencia podemos encontrar explicados en muchos artículos de prensa o internet. Pese a todo, se siguen encontrando con demasiada frecuencia. Algunos de los principales ejemplos son: vaya (ir)/valla (cartelera publicitaria), basto (grosero, tosco)/vasto (extenso), bello (hermoso)/vello (pelo de ciertas partes del cuerpo), tuvo (tener)/tubo (pieza hueca cilíndrica), raya (línea)/ralla (rallar), rebelar (oponer resistencia)/revelar (contar un secreto), desecho (basura, residuo)/deshecho (deshacer), absolver (quedar absuelto)/absorber (sorber), hecho (hacer)/echo (echar)…

La batalla contra los anglicismos



Hace unos días estaba leyendo un artículo acerca de los últimos anglicismos aceptados por el DRAE, muchos de ellos como extranjerismos crudos. Aunque no sé qué es peor, la verdad, si los extranjerismos crudos o las adaptaciones que se vienen haciendo de algunos de ellos. Pero voy a hablar más allá de lo que la RAE, autoridad necesaria e imprescindible, considere correcto, recomendable o haya aceptado ya o no, porque estamos en época de grandes avatares lingüísticos. No voy a pretender decirle a nadie cómo tiene que hablar, yo creo en la libertad individual y entiendo que cada persona tenga su propia idea de la lengua y sus gustos a la hora de usar el vocabulario que considere oportuno. Pero voy a dejar claro cuál es mi punto de vista.

La primera vez que escuché la frase: “Inglaterra y los EE.UU. son dos países separados por la misma lengua”, pensé que era una tontería, y seguí pensándolo durante mucho tiempo. Ahora, cada día estoy más convencido de que George Bernard Shaw se quedó corto (y lo más curioso es que era irlandés), porque no solo hay diferencias ortográficas importantes, sino que existe una concepción distinta de la lengua. En español, en plena lucha por la cohesión lingüística (con el portugués está ocurriendo igual y es una lengua mucho menos cohesionada), estamos cayendo en el (casi) todo vale (véase la palabra ceviche o cebiche o seviche o sebiche, es imposible cometer una falta de ortografía), para más inri, vivimos siendo bombardeados, o mejor dicho, dejándonos bombardear continuamente por una innumerable cantidad de vocablos anglosajones. Esto se parece cada día más a Sodoma y Gomorra, o dicho de otro modo, nos parecemos cada día más a la lengua inglesa, una lengua en la que en muchas cuestiones es casi imposible averiguar qué es correcto y qué no.

Palabras clave para aprender portugués



aprender portugués, curso de portugués, aprender portugués online, curso de portugués online, hablar portugués, gramática portugués, vocabulario portugués, verbos portuguésEl portugués es una gran paradoja para los hispanohablantes porque es una de las lenguas que más se parece al español y, seguramente, el idioma en el que encontramos más falsos amigos, lo que hace que durante su aprendizaje demos a entender o acabemos entendiendo conceptos erróneos en multitud de ocasiones. Por otro lado, hay muchas palabras iguales o muy parecidas, y por lo tanto muy fáciles de aprender, esas no las trataré en este artículo. Las palabras de las que sí voy a hablar son aquellas que aparecen en el día a día y resultan más difíciles, ya sea porque son falsos amigos o porque su equivalente en español es muy diferente y hace que nos equivoquemos continuamente.
Algunos buenos ejemplos son: cedo (temprano), café da manhã (desayuno), perto (cerca), longe (lejos), longo (largo), pronto (listo, preparado), devagar (despacio, lentamente), lixo (basura), embora (puede significar dos cosas, como conjunción se traduce como aunque, mientras que como adverbio -sin tener un equivalente exacto en español- transmite la idea de salir, irse). A continuación os dejo una lista de verbos que son de uso muy común y, seguro, será de gran ayuda:


Diferencias ortográficas entre el inglés británico y el inglés americano



Diferencias ortográficas entre el inglés británico y el inglés americano
Injustamente, siempre se habla del inglés británico y el inglés americano como si fuesen las dos únicas variantes que existen, cuando hay muchas más, como el australiano, el sudafricano, el irlandés… Pero sí es cierto que son las dos más estudiadas y más influyentes, de ahí, que la comparación entre ambas sea tan común.
Yo comencé a aprender inglés en Irlanda, después me fui a vivir a Inglaterra y, curiosamente, ahora vivo en Brasil, donde doy clases de inglés, en su variante americana. Lo cual me está llevando a descubrir más diferencias de las que pensaba que había. Además de las evidentes diferencias fonéticas y muchas expresiones, me han llamado la atención las diferencias ortográficas, por lo que he decidido escribir esta entrada sobre las diferencias ortográficas entre el inglés británico y el americano. A continuación os muestro las principales.

     1.       Palabras cuya terminación en inglés británico es ise, en inglés americano terminan enize. En realidad, en este caso hay que aclarar que ambas están aceptadas internacionalmente, pero la forma ise es la más común en Gran Bretaña. Ejemplos: realise/realize, organise/organize, specialise/specialize


     2.       Palabras cuya terminación en inglés británico es re, en inglés americano terminan en er. Este es uno de los casos más conocidos. Algunos ejemplos son centre/center, fibre/fiber o theatre/theater.

Running y ataques de pánico








Son bastantes los
comentarios que he leído en foros acerca de corredores que padecen ataques de
pánico
, también llamados ataques de ansiedad, y seguro que también son muchos
los que dejaron de correr porque empezaron a padecerlos.


Como no he encontrado
muchos artículos dedicados al tema, me he propuesto escribir uno basado en lo
que estoy leyendo y la experiencia personal que estoy viviendo con ello.








La mayoría comentan lo mismo
que me está ocurriendo a mí. De repente, ya sea corriendo o caminando, un día comienzas a padecer algo que nunca te había ocurrido antes pese a
que desarrollas esa actividad durante mucho tiempo. Los síntomas que todos
padecemos son parecidos: molestias en la parte izquierda del pecho, corazón
acelerado, ansiedad, respiración entrecortada y en algunos casos, mareos y
hasta desmayos. Muchos vamos al médico, este nos envía al cardiólogo
y no nos detectan nada, el problema es psicológico.







En mi caso, todo empezó
hace más de 6 meses cuando comencé a padecer ataques de pánico en el trabajo
que tenía por entonces. Tras dejarlo, por estos problemas y recomendación del
doctor, me tomé un tiempo de descanso en el que mejoré bastante, pero noté que
ante ciertas situaciones de estrés me mareaba, y con mi posterior mudanza a Rio
de Janeiro
, una ciudad nueva, con un clima muy cálido, menos seguridad en las
calles que en Europa y un sinfín de diferencias, la ansiedad se apoderó de mí,
hasta el punto de que un día iba caminando por la calle y tuve un ataque de
pánico que casi me llevó a perder el conocimiento. Tengo que
dar las gracias a dos chicos que me ayudaron en aquel momento, el cual me
afectó bastante psicológicamente, llevándome a tener miedo hasta de salir a la
calle y que, posteriormente, ha afectado a mis hábitos de correr (y mi vida
cotidiana), como ya comenté en entradas anteriores. Por suerte, ya estoy
comenzando a superarlo gracias a la medicación y a los consejos de una psicóloga.





El miedo a los ataques de
pánico a la hora de correr me lleva a salir de forma más reservada, pero al
mismo tiempo, me está enseñando a prestar más atención a la reacción de mi
cuerpo y llegar a entenderlo mejor. Para mejorar hay que forzar, pero hasta
forzándose hay que ser moderado. Al principio era horrible, salía a correr con mucha
intensidad, quedaba exhausto y me sentía sin fuerzas para volver a casa corriendo, entonces sentía pánico y no sabía cómo reaccionar, mi casa parecía
estar en un lugar muy lejano, imposible de alcanzar. Sentía una mezcla de cansancio, calor y miedo que no sabía si interpretar como algo normal o si estaba empezando a
padecer algún ataque, lo pasaba realmente mal, mi corazón se aceleraba y me
mareaba. Era algo infernal. 





Personalmente,  me niego a hacer lo que comentan otros corredores,
aunque les entiendo, me refiero a salir a correr llevando un ansiolítico en el
bolsillo. Esto puede aportar seguridad, pero no estoy dispuesto a volverme
dependiente de la medicación. Lo que siempre hago es salir con una botella de
agua con azúcar y un poco de sal, porque los ataques de pánico suelen consumir
todo el azúcar disponible y eso es lo que produce los mareos (y si se llega al
extremo, los desmayos), el azúcar ayuda a relajarse y, al mismo tiempo, llevo una barrita de cereales en el bolsillo. 





En alguna ocasión he
llegado a parar cerca de algún bar, sentarme, tomar alguna bebida azucarada,
comer algo rápido y relajarme hasta sentirme capaz de volver caminando. Esto me ha ayudado a ganar mucha seguridad y darme cuenta de que los ataques de pánico llegan de forma inesperada y, del
mismo modo, desaparecen de forma inesperada cuando nos relajamos y nos damos
cuenta de que no hay ninguna amenaza real para desesperarse y perder el control. 





Por suerte, cada vez me encuentro
con más recursos para lidiar con este problema, lo cual ayuda a que cada vez
los síntomas sean menores y me vuelva a sentir casi tan cómodo como antes
cuando salgo a entrenar.





En resumidas cuentas, si
algún consejo puedo dar a quienes estén padeciendo el mismo problema en estos
momentos, es enfrentarse a él, encontrar sus propios recursos lógicos
para entender lo irreal de ese pánico y descubrir su propia manera de recuperar
la seguridad y, por supuesto, tratar con profesionales que nos darán las claves
para saber de qué manera plantearnos la situación. La adrenalina es una
sustancia vital para reaccionar ante situaciones de peligro, pero debemos hacerle
entender a esta, que cuando no hay peligro, debe permanecer calmada.




Volviendo a entrenar










Al igual que hace ya 4
años, vuelvo a empezar a entrenar partiendo desde 0, con la salvedad de que
ahora cuento con la experiencia de la vez anterior. Como vivo en una ciudad
nueva, Rio de Janeiro, con unas condiciones climáticas muy distintas a los otros
países en los que he corrido anteriormente, todavía me tengo que adaptar a
algunas cosas, como el mejor horario para salir y las temperaturas, entre
otras.






He empezado a correr
alrededor del estadio de Engenhão. No
conozco las distancias ni tengo ningún pulsómetro, por lo que mi único
referente es el cronómetro. Las dos primeras semanas que he salido a correr he
acabado destrozado corriendo apenas media hora y necesitando varios días para
recuperarme, lo cual es más que normal, me sobran varios kilos y tengo que
desarrollar más musculatura. Ayer conseguí correr 40 minutos a buen ritmo, y
además, a 35 grados, casi sufro un desmayo cuando caminaba de vuelta a casa. Pero
hoy ya me siento completamente recuperado.


Voy a comenzar con 2 días
de carrera suave, unos 25 minutos o media hora, y cada sábado una tirada más
larga que intentaré ir aumentando 5 o 10 minutos cada semana partiendo desde 40
y con el objetivo de llegar a una hora. El resto lo irá marcando la posibilidad
de ir participando en diferentes carreras, la motivación, mi estado físico…







Renaciendo (II)








Tras el susto del ataque
de pánico que os conté en la última entrada, he retomado los entrenamientos. Ya
me encuentro mucho mejor y estoy tomando una medicación que me ha hecho
recuperar la confianza. Así que, al ataque. 






Como os prometí, en esta
entrada os voy a revelar cuáles son esos objetivos que me han llevado a pasar
de haber caído, una vez más, en el sedentarismo, a recuperar la motivación a
niveles máximos.






La suerte de haberme mudado a una ciudad tan
grande y exótica como Rio de Janeiro
en la que he descubierto que hay muchas carreras por lugares muy diferentes: de
montaña, de playa, de carretera…, y muchas modalidades, me hizo plantearme
volver a tener el nivel suficiente para participar en una media maratón y,
sobre todo, participar en la Corrida da
Ponte
, que es una carrera que pasa por el puente de Rio-Niteroi, el más largo de Latinoamérica y el séptimo del mundo
(llegó a ser el segundo), 13 km de puente sobre el mar, que une las ciudades de
Rio de Janeiro y Niteroi, y que es, además, un puente con mucha historia, construido
en los años 70.    






El placer de hacer una
carrera en un puente tan largo en el que se corre sobre el mar, es una sensación que
estoy deseando experimentar. Para inscribirse hace falta demostrar haber
participado anteriormente en una media maratón y haberla terminado.
Lamentablemente, este año ha sido cancelada. 






No estoy seguro de si hay una cada
año o cada dos, pero sí tengo claro que voy a estar preparándome y compitiendo
con esfuerzo hasta que llegue el día en que pueda realizarla, y será un momento
que recordaré el resto de mi vida. 



Una piedra en el camino








Como os comentaba en la
entrada anterior, estoy empezando a entrenar con mucha energía para ponerme en
forma lo antes posible y poder competir, pero una vez más me he vuelto a
encontrar con una piedra en el camino. 






Hace una semana, iba
caminando por la calle hacia un centro comercial.  Salí de casa paseando tranquilamente, horas
antes había salido a correr, pero me sentía con mucha energía. A medida que iba
caminando comencé a sentirme más y más cansado, al cabo de un rato, mi cuerpo parecía
exhausto. “Tomaré algo de comer cuando llegue al centro comercial”, pensé. Pero
llegó un punto en el que estaba demasiado alejado de casa como para volver y
muy lejos aún del lugar al que quería llegar. Padecía una sensación muy extraña,
como si el lugar al que tenía que llegar estuviese cada vez más lejos. Comencé
a ponerme muy nervioso y, de repente, me di cuenta de que mi corazón latía muy
rápido, mi brazos temblaban y estaba completamente mareado y sin reflejos.
Intenté correr en dirección hacia algún bar para tomar algo que me ayudase a
recuperarme, pero no iba a llegar, no podía más, me iba a caer al suelo. Por
suerte, vi a dos chicos que estaban trabajando en un taller, me acerqué y
sujetándome a la puerta comencé a pedir ayuda. El primero de ellos se me acercó
y se le puso cara de pánico al ver la palidez de mi rostro. Fue corriendo a
traerme algo de agua mientras su compañero venía a ver qué me pasaba. Me puse
en cuclillas, estaba a punto de perder el conocimiento. Por suerte, el otro
volvió rápidamente, me dio el agua y conseguí recuperarme hasta que pude coger
un taxi y volver a casa.






Había sido un ataque de
pánico. No era la primera vez que padecía uno. El primero fue en el trabajo,
hace 6 meses, pero desde que lo dejé (por recomendación del médico) no había
vuelto a tener ninguno de esa intensidad y jamás me había ocurrido estando solo
y en la calle.


Esta semana ha sido una
pesadilla. Evidentemente no he podido salir a correr. Me daba dolor de cabeza
solo de pensar que tendría que salir a la calle. Me daba miedo salir, coger el
autobús, cualquier cosa. Parecía que estaba perdiendo el control, todo se tornó
paranoico, estaba aterrado ante la posibilidad de quedarme solo y sufrir otro
ataque. 






Durante la semana he ido
enfrentándome a este miedo poco a poco, hasta percibir cierta mejoría. Hoy, al
fin, he podido visitar al médico y me ha puesto una medicación. Ahora solo
queda ver cómo voy a reaccionar con ella y de qué modo me va a afectar como
corredor. Tengo miedo de que me deje excesivamente relajado o, incluso,
adormilado. De todos modos, sea como sea, me tengo que recuperar lo antes
posible para seguir con los objetivos que me había propuesto y que aún no os he
contado.